Nuestra Historia

Cuando en el mes de noviembre celebramos nuestra Semana Cultural dedicada al 50 aniversario del colegio, nada hacía presagiar que no podríamos cerrar el curso con las actividades con las que queríamos hacer revivir a antiguos alumnos, compañeros… el recuerdo de su paso por el colegio, lo que había significado para todos ellos y celebrar juntos estos cincuenta años. Pero la tristeza que nos ha dejado esta situación no puede empañar la alegría que supone cumplir 50 años como centro educativo.

Como ambientación previa a esa Semana, y durante la misma, nos dedicamos a investigar y trasladarnos de alguna manera a los primeros años del colegio, no sólo en el ámbito escolar, sino también en el social. La forma de vestir, las canciones de moda, los juegos… Así entre la música de Los Puntos, Fórmula V o los Brincos, concursando en el “Un, Dos, Tres” con calabaza Ruperta incluida, el yo-yó, y los libros de “Consultor”, nos metimos de lleno en el Barbastro de aquella época.

Preparamos una exposición de materiales, libros, juegos… “Recuerdos de Ayer”, que nos trasladaron en el tiempo a unas aulas con olor a lapicero y goma de borrar, una época en la que el maestro era Don… y la maestra la Señorita…. Nos preguntamos cómo era posible que en las mismas aulas donde ahora 24 alumnos de 10 años nos parece que están muy juntos, pudieran caber más de treinta de 14 años, eran otros tiempos…

En nuestra exposición, quisimos que todas las personas que habían trabajado en el centro desde su inauguración tuvieran su merecido reconocimiento y recogimos los nombres de todos en diferentes listados según su destino en el centro: Profesores, personal auxiliar, personal de limpieza, de administración, de cocina, conserjes… Sin todos ellos el colegio no habría existido.


 

1969 fue un año de grandes acontecimientos, el más importante de ellos, la llegada del hombre a la Luna. La era espacial había comenzado.

El Peñón de Gibraltar cerró la valla que lo comunicaba con la Línea de la Concepción, el cierre del considerado como paso fronterizo más pequeño del mundo afectó seriamente a  los habitantes  de uno y otro lado, se perdieron trabajos, se quedaron familias separadas...

Otro hecho en este año, que marcaría la historia de España, fue el nombramiento del Príncipe Juan Carlos como sucesor de la Jefatura del Estado a título de Rey.

En Barbastro también un suceso importante marcaría un antes y un después: La desaparición de  la línea férrea Barbastro-Selgua. “La Burreta” no volvería a llevar viajeros y quedaría ya en el recuerdo de los barbastrenses.


 

Recordemos cómo surge el colegio y cómo va evolucionando.

El desarrollo de los años sesenta, hizo crecer las ciudades y fue despoblando las zonas rurales, con lo que también se iban cerrando escuelas. Barbastro no fue ajeno a este cambio social y la falta  de plazas escolares movió a las autoridades de la ciudad a solicitar un nuevo centro escolar. El proyecto del grupo escolar se incluiría dentro del Plan de Concentraciones Escolares.

La Agrupación Escolar “Escuela - Hogar” fue inaugurada el 25 de noviembre de 1969, en régimen de internado para 40 alumnos y algo más de 200 externos, entre otros, alumnos procedentes del ya saturado colegio La Merced, las “Escuelas Nacionales” en aquella época. En un principio contaba con 8 unidades y 8 docentes (cuatro maestros y cuatro maestras) procedentes de escuelas suprimidas en diferentes pueblos de la provincia. Como Director fue nombrado D. Manuel Palacio Pociello. El internado estaba a cargo de dos maestras de Barbastro: Mª Carmen Buil y Mª Carmen Arnal.

En su primera época fue un Patronato quien se hizo cargo de la gestión del Centro Escolar hasta que se incluyó a todos los efectos en el sistema educativo estatal.

La necesaria ampliación de los espacios educativos en Barbastro con la desaparición de escuelas en los pueblos y el propio crecimiento de la población, lleva consigo la creación de un sistema de transporte, comedor e internado, y así, casi a la vez que el proyecto del centro escolar, se va gestando la construcción de una Residencia Hogar aneja al centro educativo lo cual se aprueba en 1967. Este modelo de Residencia iba a ser la primera que se construyera en España. Siempre ha habido un poco de confusión con los dos centros, creyendo que constituían uno solo, sin embargo, uno era el Colegio Nacional Comarcal Escuela Hogar, que dejó de funcionar como internado al crearse la Residencia, y otro era la Residencia Hogar, el “Internado”, que fue inaugurado en 1974. Tal vez la confusión se deba a la cercanía de los dos edificios y a que los internos acudían a clase al colegio.

A lo largo de su historia, el Colegio ha sido testigo de las distintas reformas y leyes educativas:

En 1970, como respuesta a la necesidad de cambio a nivel social, político y educativo en España se promulga la Ley General de Educación, conocida como la ley Villar Palasí, ministro de Educación entonces y verdadero artífice de la misma. Pasamos de la Enseñanza Primaria y Enseñanza Media, obligatoria de los 6 a los 12 años, a la Educación General Básica, obligatoria de los 6 a los 14 años.

Mucho después llegarían la Ley Orgánica reguladora del Derecho a la Educación (LODE) de 1985, la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo de España (LOGSE) de 1990, la Ley Orgánica de Educación (LOE) de 2006, y la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) de 2013 que fueron conformando la estructura y organización del centro.


 

Pero volvamos al inicio, a los primeros años. Los comienzos de la Escuela Hogar requirieron de gran esfuerzo por parte de todos, empezando por lo que supuso para aquellos niños y niñas que de pronto se vieron alejados de sus familias y de sus pueblos para trasladarse a otro lugar, seguramente la primera salida para ellos, donde compartir su vida con compañeros y maestros. Son muchas las anécdotas y aventuras que aquellos maestros y alumnos de los primeros años compartieron, cosas impensables hoy en día que marcaron la vida de unos y otros. Nos contaba Mª Carmen Buil alguna de sus experiencias como tutora de los internos, desde poner inyecciones hasta tener que echar mano de su madre para atender a algún alumno mientras ella llevaba a los demás de excursión. Los lazos que se crean entre compañeros y, entre profesores y alumnos permanecen sin duda en el tiempo, más cuando la convivencia es de veinticuatro horas al día, incluidos fines de semana. Pues, como pasaría después en la Residencia, los alumnos de pueblos más alejados sólo volvían a casan en los periodos de vacaciones.

El cada vez mayor número de alumnos hizo necesaria la progresiva creación de unidades y ampliación de profesorado. Las 8 unidades iniciales pasaron a 16. Ya el transporte y el comedor

escolar se habían convertido en dos servicios imprescindibles, eran muchos los alumnos de los pueblos cercanos que acudían a diario. En 1975 algunas aulas se instalaron en el edificio cercano del Instituto Laboral, que había quedado vacío al inaugurarse el nuevo Instituto Mixto de Bachillerato Superior Unificado y Polivalente en la avenida del Cinca, y que quedó como centro Anexo.

El tener a los alumnos distribuidos en dos edificios relativamente cercanos, supuso un sinfín de dificultades, que acabaría, por iniciativa de los propios maestros, y después de muchos análisis, valoraciones y propuestas a la Administración Educativa, con la división en 1981 en dos centros independientes. El Colegio Nacional de E.G.B. “Escuela Hogar”, como se denominaba desde 1976, se convirtió en el Colegio Público Comarcal Alto Aragón. El Anexo adquirió el nombre de Colegio Público Pedro I.

En 1986, el colegio se “queda pequeño” para distribuir a todo el alumnado y se hace necesario habilitar un módulo de la Residencia Félix de Azara, para aulas. El internado tenía, cada vez, menos solicitudes y, sin embargo, aumentaba el número de alumnos transportados y procedentes de la expansión urbanística de la zona.

Llegamos a 1994 con 19 unidades de EGB además de dos parvularios, más de 600 alumnos y treinta y dos profesores. Números que cambiarían pronto.

La llegada de la LOGSE y su implantación, traería nuevos cambios en el sistema educativo.  Aparece la Educación Secundaria Obligatoria, y con ella, los cursos de 7º y 8º ya no serán tales, estos alumnos pasarán al instituto, quedando en el centro los alumnos de infantil (se irá ampliando el número de aulas) y los seis cursos que comprenderá la educación primaria. El centro pasó a llamarse C.E.I.P. Alto Aragón (Centro de Educación Infantil y Primaria).

La escuela no deja de ser un reflejo de la sociedad, y debe adaptarse a los continuos cambios que se suceden en el tiempo como ha ido ocurriendo desde sus comienzos.

La inquietud por la formación física y el deporte ha supuesto siempre un aspecto muy importante en la planificación de actividades. Así, fuimos pioneros en las campañas de esquí escolar, gracias  al interés de Antonio Fondevila y a la colaboración de Montañeros de Aragón. Con él también, muchos alumnos han conocido la montaña, han sido incontables las marchas organizadas como salidas escolares.

Nos metimos en el mundo de la tecnología y los medios audiovisuales de la mano al principio de Miguel Fuertes, con el proyecto ATENEA, MERCURIO… al que siguieron otros profesores.

Conocimos distintos lugares de España con nuestros viajes de estudios: Andalucía, Galicia, Madrid… eran destinos de los alumnos de 8º, para muchos fue una apertura al mundo. Antes de cada viaje había un gran trabajo previo, ahora lo llamaríamos proyecto. Con uno de esos trabajos, presentado al concurso del Ministerio de Cultura “Viajes Culturales por España”, el centro obtuvo un premio de 150.000 pesetas.

Son muchos los maestros y maestras que, volcados en su profesión, fueron poniendo toda la ilusión y el esfuerzo en “dar de leer y de escribir” como decía bromeando Pepe Nerín. Nombrar a todos no tendría cabida en todo el extra de El Cruzado, pero cada uno ha dejado algo de si mismo en sus alumnos.

Pero no sólo alumnos y maestros conviven en la escuela, muchos recordarán también la estupenda cocina de la Sra. Antonia y a José Ramón, el conserje, siempre pendiente de todo.

Releyendo documentos de años atrás, hay muchas cosas que llaman la atención por lo  que chocan con la actualidad:

En el curso 85/86, como enseñanza de idioma extranjero se elige el francés, pues no era seguro que pudiese haber profesorado de inglés. Años después se vería que el inglés iba a ser la lengua extranjera de enseñanza obligatoria.

Ese mismo curso se habilita una zona para fumadores. ¡Los adultos podían fumar en el colegio! Algo insólito en la actualidad.

Ahora que estamos en la era de la comunicación inmediata, que todo el mundo maneja el whatsapp, cuesta imaginar los años en que sólo había un teléfono y un “supletorio” con un accesorio que marcaba los “pasos” consumidos y que se abonaban a 7 pesetas el paso si se hacía un uso particular.

Los primeros cursos de “informática” con una dotación de cinco ordenadores, parecían algo demasiado complicado y hoy, no podemos vivir sin la conexión a internet. Uno de los primeros ordenadores que el centro pudo comprar valía 443.000 pesetas.

En los años noventa, durante unos días, personal sanitario se desplazaba al centro para realizar reconocimientos a los niños, así como las campañas de vacunación. Todo esto en la actualidad, no tiene cabida en los centros escolares. Barbastro dispone de un estupendo centro de pediatría.

Es el recuerdo nostálgico de tiempos pasados, pero el colegio se ha ido siempre modernizando, poniendo al día.

El edificio principal sigue siendo el mismo que un día albergó dormitorios y aulas, a este se añadió el parvulario y, como ya he citado antes, un módulo de la escuela Félix de Azara, pero todo se mantiene acorde con el espíritu alegre y novedoso que debe tener el lugar que alberga a una población infantil.

A lo largo del tiempo ha habido asuntos que aún se siguen reivindicando, como la necesidad de un espacio cubierto para realizar educación física u otras actividades, la renovación de la valla que delimita el recinto escolar, o la unificación del parvulario, pero son temas que se escapan a nuestras posibilidades.

El esfuerzo, la dedicación y la excelente formación del profesorado se ha visto reflejada en numerosos reconocimientos, el primero y más importante el de nuestros alumnos y las familias.

En el colegio se da una gran importancia a la etapa de infantil como parte fundamental en la formación de los alumnos. Es en esta etapa cuando los niños comienzan a desarrollar habilidades y destrezas y se empieza a formar el pensamiento lógico. El equipo de infantil ha logrado diferentes premios por su actividad: Premio Félix de Azara de la DPH, Premio del Ministerio de Cultura por su trabajo sobre arte, reconocimientos por su trabajo en innovación…

El trabajo comenzado en infantil continúa en la etapa de primaria. El interés de los profesores por transmitir a sus alumnos el gusto por las matemáticas, la historia, el arte, la lectura, las lenguas extranjeras…, se ha manifestado en la forma de organizar y trabajar en las clases. En definitiva no es lo mismo cumplir con el currículo que señala la normativa en cada momento, que proporcionar a los alumnos toda la información posible en las diferentes materias para que tengan el mayor abanico de conocimientos que cada uno pueda asumir, en la medida de su edad y sus capacidades. Que cada uno adquiera y desarrolle las competencias que le van a ayudar a desenvolverse en su entorno.

Formamos parte de los centros BRIT Aragón y muchos de los profesores son especialistas en lengua inglesa, dedicando más tiempo al conocimiento y dominio de esta lengua.

Estamos inmersos en un mundo digital y desde 1º de infantil ya los alumnos se desenvuelven progresivamente en este campo. En estos días todos lo hemos comprobado con el trabajo online que hemos desarrollado durante el confinamiento.

Desde los inicios del colegio, la Asociación de Padres ha estado siempre muy presente en la vida escolar, participando activamente en la misma. Como curiosidad, la primera pavimentación del patio fue posible gracias a la aportación económica de los padres de los alumnos.

El colegio no se entiende sin la estrecha colaboración de su AMPA siempre pendiente de la vida del centro.

Pero el colegio no es un ente único, está en un entorno determinado y tiene que relacionarse con él. De este modo, hay una estrecha relación con los demás centros educativos, con el barrio de San Fermín, en el que nos encontramos, y con las diferentes instituciones de Barbastro.

En los últimos años hemos ido renovando nuestras instalaciones, y poco a poco hemos logrado un centro moderno, alegre, lleno de vida.

Pero hay cosas que no cambian, los niños siguen siendo niños, el patio estará en mejores condiciones y con los campos de deporte o juegos mejor señalados, pero el fútbol continúa siendo el rey del recreo. Las aulas son más bonitas, pero a leer se sigue aprendiendo leyendo y aunque la metodología sea diversa, el trabajo y esfuerzo personal son imprescindibles.

Confiamos en que podamos pronto volver a llenar el patio de risas y juegos, las aulas de cariño, niños y libros, y todos recuperemos la ilusión por seguir aprendiendo y cuidando de este nuestro mundo.

Todo lo que nos preocupa en la educación en la actualidad, se ha vivido en el colegio desde 1969, Podemos cambiar nombres, proyectos, métodos, pero los valores serán siempre lo que fundamente el espíritu de la comunidad escolar: la tolerancia, el respeto, el esfuerzo, la autoestima, la autonomía… valores que están y han estado presentes en todo momento.

La escuela es por naturaleza inclusiva, todos los alumnos son únicos y al mismo tiempo iguales, con los mismos derechos y las mismas obligaciones. En la escuela todos son considerados en su valía.

En la actualidad contamos con 387 alumnos y 32 profesores, además de auxiliares de educación especial y personal de administración y servicios.

Continuamos siendo el colegio comarcal, recibiendo alumnos transportados que viven en localidades cercanas. Además son muchos los alumnos procedentes de otros países, como dice nuestro himno: “somos un colegio multicultural, a todos queremos por igual”.

Los profesores nos hemos esforzado y continuamos haciéndolo, por lograr un centro educativo capaz de proporcionar a nuestros alumnos las herramientas necesarias para continuar su formación y llegar hasta donde cada uno se proponga.

No sé si es verdad que los maestros estamos hechos “de una pasta especial”, pero en el desarrollo de nuestra profesión hemos de ser capaces de convertirnos en madres, enfermeras, confidentes, mediadores, gestores, operarios de cualquier gremio… Siempre hemos tenido que hacer “un poco de todo” para que la vida en el colegio sea lo mejor posible. Durante estos últimos meses, el

cierre de los centros educativos nos pilló a todos desprevenidos, pero hemos sido capaces de adaptarnos nuevamente, de poner, sin dudarlo, todo nuestro empeño y habilidades en mantener el ritmo escolar en la distancia.


 

A lo largo de estos cincuenta años, han sido miles los alumnos que han pasado por el centro, cientos los profesores; gracias a unos y a otros, a todo el personal no docente, a las familias que han confiado en el colegio, podemos hablar de la antigua Escuela-Hogar, y el actual colegio Alto Aragón.

Me vienen a la memoria los muchos compañeros con los que he compartido años de profesión y amistad y otros, con los que no he convivido, pero que he conocido por el recuerdo que han dejado en el centro. De todos ellos he aprendido a amar aún más esta profesión. Siento y, pido disculpas por ello, no nombrarlos en este texto, pero como he citado antes, no hay espacio suficiente para incluirlos a todos, y no sería justo dejar a nadie en el tintero. Todos y cada uno de ellos han formado y forman parte de la historia del colegio.

 

Barbastro, julio 2020.

Mª José Aramendía Ojer, profesora en el Centro desde septiembre de 1988.

 
 

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